Creta dominaba el mundo griego y el rey Minos obligaba a todas las “polis” griegas a pagar impuestos a cambio de protección. En especial a la ciudad de Atenas, a la que (en venganza por la muerte de su hijo Androgeo a manos de los atenienses) pedía regularmente un barco con siete hombres y siete mujeres que ofrecía como sacrificio al Minotauro. El barco iba adornado con velas negras en señal del luto. Egeo, el rey de Atenas, no podía hacer nada para cambiar esta situación. Hasta que su hijo Teseo se coló en el barco con el resto de jóvenes que serían sacrificados para matar al Minotauro. Su padre le dijo que si al fin lograba matar al monstruo volviese a Atenas colocando velas blancas en el barco en señal de victoria. Cuando Teseo llegó a Creta se enamoróde la hija del rey Minos, Ariadna, y ésta se ofreció a ayudarle a salir del laberinto. Le entregó a Teseo un ovillo de lana que fue devanando a medida que se iba adentrando en el laberinto. Cuando se encontró con el Minotauro y logró matarlo, no tuvo más que ir siguiendo el hilo de lana y encontró la salida.
Fuensanta Buceta. 1º de Bacharelato B.
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