Exmo. Sr:
El anteproyecto de Reforma Educativa que su ministerio acaba de proponer, supone, una vez más, un durísimo golpe para los estudios humanísticos. La asignatura de “Cultura Clásica” desaparece de la enseñanza, y la materia de “Griego”, antes propia de la modalidad de Humanidades, se convierte en una optativa que compite con las TIC (una “Informática” edulcorada) y con una segunda lengua, tan necesaria en los tiempos que vivimos en los que la huída del país es lo que les queda a muchos de nuestros jóvenes.
Si el anteproyecto sigue adelante, la lengua de los creadores de la democracia, de la estética occidental del arte, de la filosofía, del método científico, de la matemática, de la teoría musical, de la Literatura en letras mayúsculas, y de tantos y tantos logros únicos en la historia de la Humanidad, quedará relegada a un segundo plano, condenada a desaparecer. Esta materia que ha sobrevivido a tiempos aún más difíciles y a numerosas reformas educativos de todo signo, no va a soportar la pesada carga de las directrices macroeconómicas. En este nuevo panorama educativo los redactores de estas leyes educativas no consensuadas y profundamente dañinas, parecen no pensar en los alumnos, en su formación futura, en que aprendan a pensar como ciudadanos críticos que conocen la esencia y excelencia de nuestra cultura. Al contrario, parecen querer promover un pensamiento único fundamentado en la búsqueda de ciudadanos económicamente rentables y baratos, que no pongan en cuestión los fundamentos de la política en el sentido más elevado de la palabra, tal y como la inventaron los griegos.
El Griego ha sido una materia fundamental en la educación desde los romanos que aprendían antes el Griego que su propia lengua, sabedores de su inferioridad intelectual frente al pueblo que acababan de someter. El Griego es, junto al Latín la materia clave para el alumno que toda la vida llamamos “de letras”. Nadie entendería que un alumno de un Bachillerato científico no estudiara Matemáticas. Pues bien, el Griego es a las Letras como las Matemáticas a las Ciencias: un punto de partida imprescindible. Desde siempre los políticos de centro-derecha han parecido más sensibles a este tipo de estudios humanísticos que conservan la esencia de lo que somos. Por eso no salgo de mi asombro ante esta propuesta que quiere terminar con las materias clásicas de la enseñanza secundaria. Sin duda, este sería un error irreparable en la historia de las reformas educativas en España. En Estados Unidos, en Reino Unido, en Alemania y en otros muchos lugares hay un repunte de estos estudios. No vayamos nosotros por otro lado.
Por todo esto le rogamos que revise el currículum de las Humanidades en la Enseñanza Secundaria, no excluya la Cultura Clásica, materia que debería ser obligatoria para que todos los alumnos puedan tener al menos unas mínimas nociones sobre el mundo clásico, y devuelva al Griego a la modalidad de Humanidades, cuya exclusión es un auténtico disparate.
Atentamente,
Belén Trobajo de las Matas
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